2 may 2023

Eduardo, donde quiera que estés

 Esto debe ser 1956 o 1957, afortunadamente la inocencia nos preservaba de la terrible tristeza de aquellos años de milicos fusiladores y de la pobreza que nos acompañaba a paso corto como perro seguidor. Pero nosotros eramos chicos, igual eramos felices. Yo soy el de la izquierda, tendría cinco o seis años, en el medio una primita y vos a la derecha, me llevabas seis años. Chivilcoy era entonces un pueblo arropado por el susurro de altos eucaliptus y pájaros cantores, y aquel aire preñado de polvo y olor a madreselvas, el barrio entero era de pura tierra, en verano pasaba un cansino camión regador municipal, todavía siento el olor incomparable de la tierra mojada, en invierno se convertía en un barrial, pero de un barro para nosotros hermoso. Te fuiste en la pandemia, en soledad, ni un puto abrazo pude darte, hermano. Cómo me gustaría mostrate esta fotito vieja y ajada que encontré,  tomar un vinito, hablar de la infancia, de aquella felicidad que podía tocarse y olerse, y que después la vida nos mezquinó. A mí se me hace cuento que hay otra vida, aunque quizás, tal vez, en una de esas existe algo parecido. Porque hoy cumplirías años Eduardo, y si es que existe esa otra vida estarás con mamá, con papá, con Tito, con Ramiro, con Derlis, con todos los finados queridos y también con mi gato Macedonio. Serán un montón, ojalá puedan tomarse un vino y brindar por lo que pudo haber sido y no fue. Feliz cumpleaños hermano, esperenme, no voy a tardar mucho.